Seis docentes conforman el equipo institucional de este Centro de Actividades Infantiles. Con una matrícula de 40 niños y niñas las actividades se desarrollan de manera integrada ya que la planificación está organizada de forma tal que todos los estudiantes tengan acceso a los talleres. Murales, gratiferia, huerta escolar, son algunas de las actividades que realizan. Avance de aprendizaje, reinserción e integración escolar, son algunos de los tantos resultados.
Desde hace nueve años y como parte de las ofertas extracurriculares que brinda el Ministerio de Cultura y Educación, se viene desarrollando en algunas escuelas primarias de todo el territorio provincial el programa Centro de Actividades Infantiles(CAI). Entre los establecimientos beneficiados encontramos a la EPEP N°426 "Maestro Rural" ubicada en el Barrio Sagrado Corazón de María. Su modesta estructura edilicia, termina atrapándote por lo cobijadora que es al recorrerla. Sus estudiantes, son la alegría de cada aula y pasillo. Los ecos de sus voces quedan resonando en el polideportivo que abarca casi todo el patio y que es el mayor testigo de las vivencias cotidianas de cada uno de ellos.
Matías Sandoval, Ariadna Rojas Rivadeo, Marcela Nediani, Elisa García, Santiago Araya y Silvia García, son los nombres de los seis docentes responsables de diseñar, organizar y llevar adelante las actividades del CAI. Diariamente trabajan con cuarenta estudiantes entre ambos turnos y el grado de compromiso que los niños y niñas tienen, les permite un crecimiento transversal que los favorece en todas las facetas de su vida, pues ponen en práctica desde la solidaridad hasta la producción personal. Cuarenta, es un número que para muchos debe ser insignificante, por no ser una matrícula abundante, pero al conocer los maravillosos resultados que tiene, se convierte en un monstruo. Murales, gratiferia, huerta escolar, son algunas de las actividades que realizan. Avance de aprendizaje, reinserción e integración escolar, son algunos de los tantos resultados.
"Una de las esencias que tiene el CAI es la de despertar el interés en el niño y hacerlo protagonista de lo que es la escuela, la enseñanza y de su propio aprendizaje", comenzó diciendo el coordinador institucional, Matías Sandoval. "Con el equipo trabajamos de manera integrada, nuestra planificación está organizada de manera tal que todos los estudiantes tengan acceso a los talleres. La labor en conjunto consiste en, por ejemplo: el profesor de música trabaja con los compases, los niños van cantando y a la vez la maestra de lengua les va señalando la separación en sílabas. De esta manera se despierta el interés por la lectura, porque si no realizan una buena leída no van a poder cantar, hacer las entonaciones correctas, respectar los tiempos y los signos de puntuación. También, en el taller de plástica dibujan lo que dicen las canciones. Este año se está trabajando con estudiantes de 4°, 5° y 6° y estamos haciendo un fuerte hincapié en lo que es lectura y escritura", añadió el docente.
La huerta escolar, es otra de las actividades que desarrollan con sus estudiantes. Este espacio, es un lugar de aprendizaje múltiple. Las maestras comunitarias, trabajan la pirámide alimentaria y junto con la tallerista de huerta, la variedad de alimentos, higiene y la importancia de consumir productos sanos para lograr una alimentación saludable. Estas variables son en cuanto a lo pedagógico, pero los valores, son otras de las enseñanzas importantes que promueve la educación formoseña, y en esta acción, el compañerismo, la solidaridad, el contagio de las ganas y la responsabilidad por llevar adelante una huerta en condiciones adecuadas, también se hacen presente. "A ellos (estudiantes) les encanta, siempre nos están preguntando, seño seño ¿podemos ir a la huerta? Es cosa de todos los días. De a poco fueron aprendiendo los cuidados necesarios, ellos investigan, se interesan, realmente es muy satisfactorio ver el grado de compromiso. Se adueñaron del espacio, se adueñaron de la huerta", con expresión de orgullo, comentó la maestra comunitaria, Ariadna.
"Surgió con el fundamento de crear espacios verdes en la institución aprovechando las zonas no utilizadas. Encontramos este lugar, lo acondicionamos y ahí nació el proyecto. Desde el principio los estudiantes se sintieron muy comprometidos porque les gustó. Cada vez que cosechamos todos quieren llevar un poco a sus casas ya que a partir de esta iniciativa algunos de ellos tienen en su hogar, una huerta. Además, logramos entablar un vínculo familia- estudiante- institución, ya que en reiteradas oportunidades los padres traen algunas verduras para sembrar", expresó el coordinador. "Alrededor de las hortalizas tenemos algunas plantas medicinales, como menta y cedrón, que actúan como barrera para los insectos y estamos trabajando sobre la creación de un repelente casero que consiste en ajo, jabón blanco, alcohol y agua. Dos veces al año cosechan su producción y en algunas oportunidades con lo extraído prepararon ensaladas y agregaron al menú del día del comedor escolar", continuó el coordinador de equipo, y aclaró que el propósito de este año es la elaboración de licuados de los vegetales, debido a que son muy saludables por los buenos nutrientes que aportan al cuerpo. Este trabajo recobra importancia en el ciclo lectivo actual ya que este año la temática pedagógica educativa es: "Alimentación saludable".
Por otra parte, uno de los pasillos del establecimiento, se destaca por el colorido de sus paredes. Son dos murales realizados por el CAI, con temáticas pedagógicas específicas: "Mitos y Leyendas" y "Día de la Independencia". "El primer mural lo hicimos el año pasado. Con el profesor de folklore se trabajaron los bailes, en lengua se analizaron los textos de los mitos y leyendas y como parte del trabajo final, con la profesora de plástica, se pintó el mural. Este año, por sugerencia de los directivos se decidió trabajar sobre un tema patrio e hicimos sobre el Día de la Independencia. Lo emotivo fue que lo inauguramos el 9 de julio. A fin de año tenemos planificado otro mural, esta vez, sobre las emociones", expresó Sandoval.
La solidaridad es un valor y una herramienta muy importante en el ser humano. Trabajarla desde temprana edad es contribuir a la formación de mejores personas. Con el lema "Frío frío donemos un abrigo" este año se hizo la Gratiferia. Una acción que consiste en la donación de una prenda de vestir, con el objetivo de enseñar sobre la importancia de donar aquello que no necesitamos pero que otro, sí. Para ello realizaron una campaña, en donde los niños hicieron afiches y pegaron en distintas partes de la escuela invitando a colaborar y participar en esta actividad. Es el segundo año consecutivo que lo hacen y hasta ahora los resultados son muy buenos, se consiguen las donaciones y las personas se acercan a buscar lo que necesitan. "Lo hacemos en temporada de verano e invierno. Los niños participan emocionados y más cuando ven que sus padres se acercan, se involucran y son parte de la actividad", comentó la maestra Ariadna.
La falta de integración, es una constante en varias realidades institucionales. El CAI, actúa como moderador y nexo entre el estudiante y la escuela. "El año pasado tuvimos un caso de deserción. Junto al director de la escuela actuamos de manera cautelosa, estratégica y conjunta. Primero nos acercamos a la casa y hablamos con los padres, planteamos la situación y luego la hicimos extensiva a los compañeros. Por último, conversamos con la estudiante y de a poco logramos que se reincorpore. Una vez que se sintió integrada no faltó más ni a clases ni al CAI", recordó Matías.
El objetivo principal del Centro de Actividades Infantiles es el fortalecimiento de las trayectorias escolares de los niños y niñas que se encuentran en contexto de vulnerabilidad social. Hace nueve años llegó a las escuelas formoseñas para ayudar a nuestros estudiantes. Está conformado por diferentes profesionales que se desenvuelven en un rol, pero principalmente son una familia que trabajan diariamente para llevar adelante el programa y cumplir con los objetivos propuestos. Cuando el trabajo es realizado con convicción, con ganas, con entusiasmo, los resultados son exitosos. Cuando se trabaja con amor, el estudiante se compromete, estudia, se solidariza, produce y aprende con amor.
"Los niños y niñas necesitan mucho de este Programa, porque ellos sin darse cuenta están aprendiendo los mismos contenidos, pero de manera más emotiva. El CAI da la posibilidad de enseñar a través del juego, creación, imaginación", finalizó el Coordinador Sandoval.
Matías, Ariadna, Marcela, Elisa, Santiago, Silvia y sus cuarenta estudiantes, son parte de este exitoso programa. Son los protagonistas de la historia diaria que las paredes de la EPEP N°426 alberga con el pasar de los días y las horas. Seguir trabajando en equipo, con herramientas como el amor, la solidaridad, el compromiso, la responsabilidad y las ganas, no es un secreto para ellos, es parte de su realidad cotidiana.