"Somos los maestros jardineros los que iniciamos este camino, quizás marcando la trayectoria, brindándoles experiencias lúdicas que les permitan crecer sanos...", Prof. Armando Bonilla.
De las emociones y sentimientos dependen en gran medida los comportamientos de los sujetos, por ello se torna necesario tener como unos de los pilares presentes en la educación inicial el desarrollo de las capacidades socioafectivas, emocionales y espirituales, el que contribuye a que se generen espacios propicios, cálidos y afectuosos donde el docente se convierte en una figura significativa ya que es él quien deja profundas huellas en la vida de miles de niños en sus primeros años.
En relación a ello, el ministro de Cultura y Educación, Dr. Alberto Zorrilla señaló: "Esta es una edad compleja para ellos, de ser los reyes de la casa, se encuentran con un montón de reyes iguales y genera conflicto y tiene que ser resuelto, es parte de la formación emocional del niño, de la formación cognitiva, entonces las maestras y maestros jardineros hacen esa gran tarea de introducirlos en el mundo de los afectos y de las relaciones diversas".
En esta etapa sensible, cada uno de los educandos son seres únicos y con sus propios ritmos van desplegando sus habilidades y destrezas, aprenden a socializar con sus pares, comparten juegos y desde su mirada aportan y se integran como ciudadanos participativos de su cultura y comunidad.
"Fue lo mejor que me pudo pasar para comenzar a transitar este camino de la docencia que solo lo podemos sentir los que somos apasionados, los que lo tomamos realmente como una vocación y es una elección, si tengo que volver a hacerla no lo voy a pensar ni dudar para nada. Estoy seguro de lo que soy y me encanta transitar diariamente, despertarme temprano, preparar las clases, el espacio, recibir a los niños, a las familias, con el mismo entusiasmo todos los días, tratar de sorprenderlos, hacerles sentir que no están solos, que vamos a estar siempre para acompañarlos", expresó el Prof. Armando Bonilla, docente del J.I.N. N° 44 del barrio la Nueva Formosa.
Además agregó: "Somos los maestros jardineros los que iniciamos este camino, quizás marcando la trayectoria, brindándoles experiencias lúdicas que les permitan crecer sanos, fuertes, afianzar vínculos, que el niño pueda jugar, se pueda expresar, cantar, sonreír, disfrutar, que sean la familia y la comunidad partícipes y que las puertas de nuestras escuelas estén siempre abiertas e inviten a la comunidad para que se integren, ese es el objetivo que todos los maestros y todas las instituciones tenemos que tener presentes siempre porque sin la familia y sin la comunidad, los maestros realmente no somos nadie, nos debemos cien por cien a todos los niños, familias y tiene que ser siempre de esa forma".