La comunidad de San Martin Dos, un lugar habitado por un puñado de hombres y mujeres que con temperamento y decisión inquebrantable fueron conquistando espacios en la espesura del monte, se viste de fiesta para recibir a sus invitados el próximo jueves 16 al Festival del Guardamonte.
Quienes vista la comunidad podrán compartir junto al calor abrasador de sus habitantes, el viento norte perfumado de montes, la belleza del río Pilcomayo y la presencia de artista de real jerarquía como: Jorge Rojas, Mario Bofil, Pancho y Fermín, Lázaro Caballero Moreno, Coco Gómez, Roger Maza, Grupo Pilcomayo y otros.
Esta comunidad ubicado en el departamento Patiño, a la que se puede llegar viajando por la Ruta Nacional 86, es un polo importante de productividad de la provincia, cuenta con una creciente población, nació un 4 de agosto del año 1935. El año 2011 encuentra a hombre y mujeres como un pueblo con grandes posibilidades, fruto de un pasado de ejemplos que los estimula a construir un futuro de grandeza a través de un presente con compromiso y con historia.
Pueblo y autoridades de San Martin Dos, rinden una vez más, un merecido tributo al hombre de campo que día tras día, en su cotidiano quehacer, va ganando espacios en la espesura del monte y lo hace con su tradicional atuendo el Guardamonte.
Quienes han tenido el privilegio de transcurrir su vida en el oeste formoseño han tenido oportunidad de ver gauchos con sus caballos ensillados con guardamonte. Esta bella imagen en la que se fusionan jinete-caballo-cueros, amerita recordar su historia, su definición, su origen, su utilidad y fabricación.
Según los expertos en folclore y/o temas gauchescos o tradicionales, especialmente salteños expresan que se trata de: "Resguardo de cuero, colocados a ambos lados del apero, que protege al gaucho de las ramas y agudas púas de los montes salteños".
O bien: "piezas de cuero muy fuerte que cuelgan por delante de la montura, sujetas al arzón delantero por dos correones. Sirven para defender las piernas del jinete de las malezas del monte. Semejan grandes alones". Se suman a esta definiciones muchas otras, casi todas ellas guardan similitudes y en todas queda clara su finalidad protectora contra el monte de determinadas áreas geográficas. Como se puede apreciar más allá de su uso y costumbre, sin la acción protectora del guardamonte, la actividad ecuestre no hubiera sido posible en gran parte del territorio del chaco salteño.
Pero como es de saber su uso y costumbre van más allá de su finalidad, hecho que queda expresado desde la subjetividad de quienes lo sienten como parte suya cuando afirman: "... los guardamontes son el toque característico de la montura gaucha. Completan admirablemente las líneas del caballo. Le prestan cierto donaire y se puede decir que gaucho sin guardamontes se siente como desairado...".
Es importante señalar que como todo lo creado por el hombre, a lo largo de su historia, el guardamonte es un objeto elaborado en su beneficio, es producto de su inteligencia, que tras la observación es materializado con elementos que estaban a su alcance. El hombre de campo, que dispone de gran cantidad de cuero y de un paciente dominio del cuchillo, fue adaptando y creando lo más adecuado para su mayor eficacia en la vida rural, fundamentalmente ecuestre.
Dada la importancia de su uso y su costumbre para quienes habitan esta porción de nuestro territorio, rendirle un homenaje a través de un festival no es otra cosa que un reconocimiento a la destreza y el coraje del corredor de monte. Es la valoración de uno de los personajes más auténticos del Oeste Formoseño.
Esta comunidad ubicado en el departamento Patiño, a la que se puede llegar viajando por la Ruta Nacional 86, es un polo importante de productividad de la provincia, cuenta con una creciente población, nació un 4 de agosto del año 1935. El año 2011 encuentra a hombre y mujeres como un pueblo con grandes posibilidades, fruto de un pasado de ejemplos que los estimula a construir un futuro de grandeza a través de un presente con compromiso y con historia.
Pueblo y autoridades de San Martin Dos, rinden una vez más, un merecido tributo al hombre de campo que día tras día, en su cotidiano quehacer, va ganando espacios en la espesura del monte y lo hace con su tradicional atuendo el Guardamonte.
Quienes han tenido el privilegio de transcurrir su vida en el oeste formoseño han tenido oportunidad de ver gauchos con sus caballos ensillados con guardamonte. Esta bella imagen en la que se fusionan jinete-caballo-cueros, amerita recordar su historia, su definición, su origen, su utilidad y fabricación.
Según los expertos en folclore y/o temas gauchescos o tradicionales, especialmente salteños expresan que se trata de: "Resguardo de cuero, colocados a ambos lados del apero, que protege al gaucho de las ramas y agudas púas de los montes salteños".
O bien: "piezas de cuero muy fuerte que cuelgan por delante de la montura, sujetas al arzón delantero por dos correones. Sirven para defender las piernas del jinete de las malezas del monte. Semejan grandes alones". Se suman a esta definiciones muchas otras, casi todas ellas guardan similitudes y en todas queda clara su finalidad protectora contra el monte de determinadas áreas geográficas. Como se puede apreciar más allá de su uso y costumbre, sin la acción protectora del guardamonte, la actividad ecuestre no hubiera sido posible en gran parte del territorio del chaco salteño.
Pero como es de saber su uso y costumbre van más allá de su finalidad, hecho que queda expresado desde la subjetividad de quienes lo sienten como parte suya cuando afirman: "... los guardamontes son el toque característico de la montura gaucha. Completan admirablemente las líneas del caballo. Le prestan cierto donaire y se puede decir que gaucho sin guardamontes se siente como desairado...".
Es importante señalar que como todo lo creado por el hombre, a lo largo de su historia, el guardamonte es un objeto elaborado en su beneficio, es producto de su inteligencia, que tras la observación es materializado con elementos que estaban a su alcance. El hombre de campo, que dispone de gran cantidad de cuero y de un paciente dominio del cuchillo, fue adaptando y creando lo más adecuado para su mayor eficacia en la vida rural, fundamentalmente ecuestre.
Dada la importancia de su uso y su costumbre para quienes habitan esta porción de nuestro territorio, rendirle un homenaje a través de un festival no es otra cosa que un reconocimiento a la destreza y el coraje del corredor de monte. Es la valoración de uno de los personajes más auténticos del Oeste Formoseño.